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martes, 25 de septiembre de 2012

Amarrado a ti Capítulo 40




No muy lejos de allí, de vuelta a casa (Mara)
 
-¿Qué vas a hacer esta tarde?- susurra Carlo en mi oído.
-Tengo que estudiar inglés- digo desanimada.
-Pues a mí se me da fatal, podrías venir a mi casa a ayudarme- sonríe pícaro.
-Me parece a mí que no debería, no puedo distraerme.
-Soy una distracción para ti- dice parándose en seco, serio. ¿Se ha enfadado?
-Eh, no, bueno, un poco, pero Carlo, sabes que en plan bien, o sea, me encanta estar contigo, pero, prefiero… estudiar… sola- digo no muy convencida de mi respuesta. Carlo ni se inmuta, me observa en la distancia. Finalmente deja salir una sonrisa de su boca- Creía que te habías enfadado.
-Qué tonta eres- ríe, abrazándome por la espalda y le doy un beso en la mejilla. 
Alzo la vista y me encuentro con la mirada de una chica conocida. Me mira seria unos segundos, luego aparta la mirada hacia el suelo y sigue andando. Hace que me sienta como una mierda. Llevo tres días sin hablarme con ella y se me ha hecho eterno. No puedo mirarla y saber que no me dirige la palabra. No le faltan razones para odiarme, la verdad. 
-Vaya mierda- susurro, aún entre sus brazos.
-No estés mal, todavía está enfadada, pero ya se le pasará y lo entenderá, ya verás- me acerca más a él y no puedo evitar que se me escape alguna que otra lágrima. 
-Ojalá tengas razón.
-Siempre tengo razón- mira al frente, sonriendo, con aires de superioridad. Me lanza una mirada fugaz de reojo. Me limito a poner cara de póquer-. Lo siento, me lo has puesto a huevo- suelta una carcajada.
-Qué gracioso estás hecho- digo irónica.
-Lo sé, y también sé que te gusta- me sonríe, acercándose a mi rostro.
-¿Ah sí? ¿Tan seguro estás de eso?
-Claro, de eso y de todo.
-¿De todo? ¿Cómo qué?- sonrío.
-Pues mira, por ejemplo, estoy seguro de que te quiero- se acerca un poco más y me da un rápido beso, evitando que pueda decir nada.
-Más te vale- sonrío, sin separarme de él.
-¿Es una amenaza?
-Llámalo como quieras- le observo fijamente.
-Amenaza- sonríe.
-Idiota- le doy un golpecito en el hombro.
-Me encanta cuando me llamas así- se acerca.
-¿Te gusta que te digan idiota?- pregunto sin entender.
-Sólo si me lo dices tú.
-Idiota- susurro, poniendo los ojos en blanco.
Carlo suelta una carcajada y me da otro beso. Es idiota a veces, pero es mi idiota y me encanta cómo es. Seguimos andando, hasta llegar a mi casa. Allí nos despedimos con otro beso.
-¿De verdad que no quieres estudiar conmigo?
-No es que no quiera, es que no debo.
-Bueno, si te arrepientes, llámame- sonríe, dándome otro beso y dándose la vuelta.
Le observo mientras se va y sonrío abriendo la puerta. Me sorprendo al ver a mi madre justo delante.
-¿Qué hacías ahí afuera?- pregunta algo alterada.
-¿Has estado espiando?- no me lo puedo creer.
-Era el hijo de Marcello, ¿verdad? ¿Estáis juntos?
-Sí, sí que es.
-¿Es tu novio?
-Oh, mamá, déjame por favor, es sólo un amigo.
-¿Un amigo? Mara, a un amigo no se le da un beso- se lleva las manos a la cabeza-. ¡A mí no me engañas!
-¡Entonces no me preguntes!
-¿He oído bien?- interviene una tercera voz femenina, ¡la que faltaba!- ¿Mi hermanita tiene novio?
-¡Oh! ¡Dejadme las dos!- digo mientras subo los escalones que llevan al piso de arriba.
Se escuchan risas abajo. Cuando se juntan las dos no hay quien las pare. En cuanto baje me empezarán a preguntar. Suspiro, encendiendo la radio. 
 
Ya en casa (Aroa)
 
Dejo caer las llaves en el cajón de la entrada y me miro al espejo. Ha sido una tarde increíble, no puedo negarlo, pero algo me impide ser realmente feliz. No necesito buscar qué es, lo sé de sobras. Me odio por pensar en él, por no saber dejarlo atrás, en el pasado. Cierro la puerta de mi habitación y me siento en el borde de la cama. ¿Cuándo conseguiré olvidarle? ¿Cuándo dejaré de quererle? A veces creo que nunca lo conseguiré, que es imposible. Pero necesito intentarlo, no quiero que esté siempre en mi cabeza. Pero es que le echo tanto de menos… Le necesito aquí… Aunque sea sólo como un amigo, sólo verle, hablar con él…
 
Estudiando inglés (Mara)
 
-¿Se puede?- dice mi hermana entrando por la puerta.
-Ya estás dentro- la miro, esperando a que diga algo.
-¿Desde cuándo estás con ese chico?
-¿Ya vienes a hacer tu interrogatorio?- pongo los ojos en blanco.
-Vamos, Mara, cuéntamelo, te prometo que no se lo digo a mamá, yo también he tenido tu edad, sólo te saco tres años, sé lo que es.
-Una semana, pero ya estuve con él antes del verano- susurro.
-¿Y por qué lo dejasteis?- dice preocupada.
-¡Eso no te lo voy a decir!- me doy la vuelta y observo mis apuntes.
-Está bien- resopla, levantándose de la cama y saliendo de la habitación.

Viernes por la noche…
 
En el estudio de un bar (Darío)
 
-¿Estás nervioso?- dice Giulia, mirándose al espejo, dándose los últimos retoques.
-Un poco- sonrío a la imagen que refleja el espejo- ¿Tú, estás nerviosa?
-No, no es la primera vez que lo hago- dice dándose la vuelta y mirándome.
Lleva una camiseta blanca de tirantes ceñida y unos pantalones negros cortos. En los pies, tacones. Yo llevo una camisa azul cielo y unos tejanos oscuros. Dentro de cinco minutos tendremos que salir al pequeño escenario. Suspiro, sujetando la guitarra con una mano. Giulia me dedica una bonita sonrisa.
-Tranquilo, saldrá genial- dice antes de abrir la puerta. 
La sigo. Subimos los cuatro escalones que llevan al escenario y miro al público. Al menos habrá cincuenta personas. Creía que vendría menos gente. ¿Ese es Andrea? Oh, no, ya le vale. Me saluda con la mano, me limito a sonreír. Donato sube un momento y nos presenta, diciendo la canción que vamos a cantar. También nos desea una buena noche a todos. El reloj marca las doce en punto. 
Me siento en el taburete y coloco la guitarra sobre mi pierna. Le lanzo una mirada a Giulia y empiezo a tocar. Ella se acerca a mí y apoya su mano en mi hombro, mientras que con la otra sujeta el micrófono. Empezamos a cantar, aislados del público, como si estuviésemos solos. No existe nadie más, sólo estamos nosotros dos. Sus ojos azules brillan como nunca, bajo la luz tenue de los focos. La miro de vez en cuando, mientras que ella no me quita ojo. Una vez acabada, me levanto, colgando la guitarra en mi espalda. Observo a Giulia que está a escasos centímetros de mí y luego lanzo una mirada al público. Doy las gracias a la gente que ha venido a vernos y bajo las escaleras, de vuelta al estudio. He tenido que bajar rápido, tenía unas ganas inmensas de besarla y no debía hacerlo, tenía que apartarme de ella. No entiendo por qué me pasa esto, ya pasó, debo olvidarlo.
-¡Qué rápido te has ido!- Giulia entra en el estudio.
-Me he mareado- miento.
-¿Estás mejor ya?- se acerca.
Asiento con la cabeza. Se sienta a mi lado, en silencio.
-Ha quedado muy bien, ha sido increíble- sonríe, mirando al frente. Nos quedamos en silencio, apartados del ruido del local.
-¿De verdad estás bien?- insiste, preocupada. Me pongo de pie.

¡Hola! Perdón por no publicar ayer, he estado con fiebre y no he podido coger el PC...
Pero bueno, aquí está :D La canción que he puesto es una que me gusta mucho, bueno, la verdad es que todas las que pongo me encantan, pero hay algunas especiales :) ¡Ah! Por cierto, dentro de muy poquito, justo UN MES... este blog... ¡¡¡¡hará un añito!!!! :D
Soy mala eh, en este capítulo tampoco se sabe qué habrá decidido Darío... ¿Qué creéis que hará? ¿Volverá a España para ver a Aroa o seguirá jugando al fútbol en Milán? 

3 comentarios:

  1. Joooooooo, otro capitulo más que me dejas con las ganas de saber cuál es su decisión :) pero no pasa nada!!! xD no te preocupes por no haber subido cielo!! primero estás tú, ya estás mejor¿?
    Un besazo!!!
    Raquel xx

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  2. Hoy te ha quedado fantástico, ¡si es que descansar te sienta bien! El paseo de Mara y Carlo, la duda de Aroa, y justo después Pablo con esa duda... Pero eres mala, eeeh.

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